Llegada y primera mañana en Berlín con visita al museo de Pérgamo.
Nota: Edito para incorporar notas procedentes del cuaderno de viaje.
A finales de julio de 2010 nos fuimos de vacaciones a Alemania <spoiler>concretamente a Berlín y Dresde</spoiler> y éste es el relato.
Un lunes de finales de julio, y con bastante retraso, como a última hora de la tarde, llegamos a Berlín (es lo que tiene salir de Barajas ya avanzado el día). Después de un viaje a la ciudad en autobús y luego tomar un metro que pillamos en Alexanderplatz hacia Spittelmarkt, llegamos al Best Western Hotel am Spittelmarkt, hotel en el que nos alojamos (fenomenal, y muy nuevo). Nos instalamos rápidamente y antes de que se hiciera más tarde salimos a cenar, dirigiendo nuestros pasos hacia la zona de Nikolaiwiertel, donde nos recomendaron cenar, y de camino nos encontramos con esta preciosa estampa del Berliner Dom, catedral (protestante de la Iglesia Evangélica en Alemania) de Berlín (tengo un lío de catedrales en Berlín que ya veréis):
Nikolaiwiertel es la zona que queda en la orilla derecha de la imagen, y en ella hay varios restaurantes, con gran miedo nos adentramos. Y digo miedo porque veíamos que la zona era claramente de guiris y nos temíamos una puñalada rastrera en la cartera, primer gran error, tal y como nos confirmarían nuestros amigos, en Berlín, normalmente, los restaurantes tienen precios bastante contenidos, incluyendo muy buenos restaurantes. Nosotros elegimos el Kartoffelhaus N°1, y salimos de ahí encantados; nos atendió muy amablemente un camarero, que al intuir de nuestro macarrónico inglés que eramos españoles, rápidamente nos habló en un correcto español, entre eso y lo bueno que estaba todo, como decía, fue una grata experiencia.
Después de cenar, dimos un paseo por los alrededores, vimos el Ayuntamiento (Rojo) (Rotes Rathaus), que entonces decían que era el Ayuntamiento Rosa, ya que el alcalde es homosexual.
Contemplamos de cerca la Torre de la Televisión (Fernsehturm), construcción que me fascina, la verdad, y a la que volveremos en la próxima entrada, ya de ahí volvimos caminando hacia el hotel, ya era tardecillo y nos fuimos a dormir, que el día siguiente se prometía duro.
A la mañana siguiente madrugamos como para llegar a la hora de apertura de los museos (10 AM), y hacia allí nos dirigimos, a la Isla de los Museos. Hago aquí un inciso para presentarles a Amplemann, habitante de los semáforos peatonales de la RDA.
Ya en la isla de los museos, hicimos el amago de entrar en el Berliner Dom, pero la entrada costaba bastante y llevábamos prisa para entrar a un museo. (Edito: Viendo las notas aquí vinimos después del museo y la prisa la llevábamos por llegar al siguiente sitio, y los 5 € por entrar nos pareció caro, la verdad).
También dejamos de lado el Altes Museum (en la foto), el Neues Museum (con el busto de Nefertiti), y la Alte Nationalgalerie, ninguno de éstos sería el museo elegido.
Visto el poco tiempo que teníamos para visitar la ciudad, tal y como nos recomendaron, elegimos el Museo de Pérgamo como único museo que visitaríamos (como imprescindible nos lo habían catalogado). (Abrían a las 10 de la mañana y nosotros llegamos a las 10:20 y ya encontramos una fila importante, aún así, mucho menor de la que habría a la salida). El museo tiene la peculiaridad de que se construyó alrededor de las obras de arte que se habían traído, y no antes. Después de visitarlo, efectivamente no puedo sino recomendar su visita, y una cosa que me llamó la atención es que la audioguía es gratuita (o incluida en el precio de la entrada, la cual no era cara, 10€).
El museo, debe su nombre al impresionante Altar de Pérgamo, el cual podéis ver en las siguientes imágenes.
Y en las siguientes los frisos monumentales del podio:
También contemplamos la Puerta del Mercado Romano de Mileto.
Y este magnífico mosaico que delante de ella estaba:
Seguimos la vista pasando a admirar la puerta de la ciudad babilonia de Ishtar, ésta me impresionó sobremanera por no parecerse a nada que hubiera visto antes.
Aquí podéis apreciar en detalle algo mejor los ladrillos vidriados que la componen (y el pasillo que conduce a ella), nótese la turista haciendo uso de la audioguía.
Aquí el pasillo:
También se puede contemplar, en la zona dedicada al Islam, la Fachada de Mushatta.
Y la magnífica decoración en madera policromada de la habitación de no sé qué comerciante:
Bueno, el tiempo apremiaba, y debíamos dar por finalizada la visita al museo para encaminarnos por Unter den Linden hacia la puerta de Brandeburgo, punto de inicio de nuestra siguiente actividad.
Un magnífico tour turístico por el Mitte, el cual será objeto del próximo relato. 🙂
No veas las ganas que tengo yo de conocer Berlín.
Pues pienso que te encantará, creo que es una ciudad que te pega mucho. 🙂
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