Vacaciones en Alemania (y VIII) – Dresde

Ya por fin llegamos al fin del relato de nuestras vacaciones, relato que empieza aquí, y dejamos aquí.

Después de desayunar, nos dirigimos a casa de unos amigos de Katherina y Martin que nos iban a dejar sus bicicletas a Sara y a mí, éstos amigos además eran argentinos, y yo mientras tanto intentando chapurrear inglés para agradecerles el préstamo, no me enteré cuando Martin nos dijo que eran argentinos :(, torpe que es uno.

El caso es que salimos del Neustadt y nos dirigimos hacia el Elba, a visitar un mercadillo que montan a la altura del Albertbrücke, y a continuación, empezamos una ruta por el carril que discurre a la orilla del río.

Aquí se puede ver a los otros tres integrantes de la expedición, al fondo el célebre puente conocido como la Blaues  Wunder y a su izquierda se observa la Fernsehturm Dresden, torre de la TV de Dresde.

Paseo por la ribera del Elba

Al otro lado del Elba podíamos ver multitud de viñedos y casonas, tan espectaculares como las que se ven en la siguiente foto.

Paseo por la ribera del Elba

Llegando al puente hicimos un breve alto en el camino para reponer un poco las fuerzas a base de Club-Mate.

Paseo por la ribera del Elba

Unos cuantos kilómetros después tomamos un ferry para cruzar el Elba, momento que recoge la siguiente imagen 🙂

Paseo por la ribera del Elba

En la otra orilla dimos un paseo por el Schloss Pillnitz, conjunto de parque y palacios, como el de estilo japonés de la foto o el Wasserpalais a orillas del Elba. (Artículo escaso y en español)

Schloss Pillnitz

En el parque se pueden ver distintos bichejos, como esta insolente ardilla:

Ardilla

Una de las joyas del lugar  es esta célebre camelia, único ejemplar superviviente de entre las cuatro que trajera Carl Peter Thunberg de su viaje a Japón en 1779,  según cuenta la leyenda. Esta camelia es célebre también por haber sobrevivido a un incendio que se prendió en la estructura de madera desmontable que la protegía de los duros inviernos. Desde 1992 la estructura que protege a la camelia es la que se ve detrás en la imagen, un bicho móvil de 54 toneladas… ahí es nada.

Célebre Camelia

Ya de vuelta en la ciudad tras comprar un par de cosas nos dirigimos al Alaunpark a preparar la barbacoa (realmente fue un asado argentino :)) Aquí están los integrantes de la barbacoa, mención especial hay que hacer a que nuestros amigos procuraron que viniesen amigos hispanoparlantes para que nos sintiésemos más a gusto, aunque recurrimos mayoritariamente al inglés, lengua que mejor o peor, todos conocíamos. La experiencia de hacer una barbacoa en el parque fue genial, estuvimos genial, la carne riquísima y la compañía estupenda, fue una manera maravillosa de cerrar el viaje, la verdad, les estamos agradecidísimos.

Barbacoa en el parque

Al día siguiente volvimos en tren a Berlín, llegamos a Berlín Hauptbahnhof, estación que podéis ver por fuera en esta imagen.

Berlin Hauptbahnhof

Allí comimos y nos sentamos a esperar el autobús que nos llevara al aeropuerto, momento en que pudimos ver a este funambulista, haciendo de las suyas, viéndose detrás suya la embajada Suiza y el Sony Center.

Funambulista

Ya en el aeropuerto, creo recordar que facturamos sin incidentes y montamos en este avión que nos traería de vuelta a Madrid, sin retrasos, por lo que recuerdo.

El avión que nos traería de vuelta

Y bueno, aquí acaba el relato de nuestras vacaciones del año pasado, espero que no les haya resultado demasiado pesado. Hasta pronto.

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Mapa:

Vacaciones en Alemania (VII) – Dresde

El último día lo dejamos camino de Dresde, y voy a tirar de las notas del viaje para narrar nuestra experiencia allí:

El viaje a Dresde fue muy cómodo y rápido (2h15); Martin fue a recogernos a la estación, el reencuentro fue muy emotivo y cariñoso. Fuimos directamente a su casa… ¡Wow! Deben ser unos 70 metros cuadrados, es una 4ª planta, debajo de la buhardilla, es un edificio viejo pero rehabilitado hará unos 15 años; el piso es muy coqueto y lo tienen muy bien. Para colmo, comparar lo que pagan ellos con lo que pagamos nosotros, le dan a uno ganas de llorar!!! 🙂

Con Katherina y Martin

En el piso esperamos a que llegara Katherina, que estaba estudiando pues en octubre tiene un examen que debe ser el equivalente al MIR. Entonces les dimos las cosillas que les habíamos traído, una botella de Cvne y un surtido de ibéricos, los cuales agradecieron mucho.

Cenamos en el piso, unas riquísimas crepes y rico vino!!! Y charlamos, y charlamos, más de la cuenta, pues Katherina debía madrugar para estudiar.

… Como ya ha dicho Gon, el reencuentro fue muy entrañable. A pesar de haber pasado unos dos años desde la última vez que nos vimos, el tiempo es como si no hubiera transcurrido.

El viernes Martin no fue a trabajar, se cogió su guía de la ciudad y nos fue enseñando los sitios más importantes del casco antiguo.

Empezamos andando desde su barrio hasta el Elba, donde encontramos la estatua de Augusto II El fuerte, ahí está el tío, brillante, brillante:

Augusto II el Fuerte

El río Elba, que separa la parte antigua de la nueva, tiene unas amplias orillas, en teoría lo suficientemente grandes como para evitar el desbordamiento del río según les contó el guía que cogieron Martin y Katherina un año antes de las graves inundaciones que sufrió la ciudad!!! (~2006)

Aquí la ribera del Elba, hasta hace poco, Patrimonio de la Humanidad, categoría que ha perdido debido a la construcción de un puente necesario para despejar de tráfico (Ojito en Sevilla con la Torre Pelli, que hay precedentes).

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Al entrar en el Altstadt (casco antiguo) lo primero que nos encontramos es la Hofkirche, catedral católica de estilo barroco.

Hofkirche

Tras atravesar la Sclossplatz y bordear la anterior catedral llegamos a la Theaterplatz donde está la Semperoper a un lado…

Semperoper

Enfrente queda el Dresdner Residenzschloss, Palacio de los Electores de Sajonia (¡Qué buenas chuletas…!),

Palacio de Dresde (Dresdner Residenzschloss)

Y al otro lado el Zwinger, palacio que destaca por las colecciones de arte y ciencia que se encuentran en su interior.

Zwinger

Volvimos a la Sclossplatz y recorrimos el Fürstenzug, mural que representa el Desfile de los Príncipes, y a parecer es el mayor mosaico de porcelana del mundo.

Fürstenzug, Procesión de los Príncipes

De ahí pasamos a contemplar (y entrar, aunque no se podían hacer fotos) la reconstruida Frauenkirche, esta Iglesia protestante fue destruida por los bombardeos del final de la II Guerra Mundial, sus restos permanecieron como memorial de los desastres de la guerra, y no fue hasta la reunificación que decidieron reconstruirla, tras inventariar las piedras que quedaban, las reutilizaron, diferenciándose claramente las viejas, sucias por la polución, de las blancas, aún limpitas.

Frauenkirche

Al salir, pasamos por el lado del Kulturpalast construido en la época socialista.

Kulturpalast

Y nos dirigimos a la Kreuzkirche la iglesia más grande de Sajonia, según parece.

Kreuzkirche

Comimos en un restaurante «Bio», el AHA, que al parecer está muy de moda ahora en Alemania. De hecho, nuestros amigos son bastante «ecoactivos»: compran productos a granjeros de la zona, en lugar de Coca-Cola beben «Mate-Cola» (Mate embotellado con burbujas),  compran en locales «Laden». Quizás deberíamos probar nosotros también (los huevos pasados por agua del desayuno y el pollo de la bbq, así como los tomates que sabían a tomates, te hace pensar).

Después de comer paseamos por la Terraza de Brühl, e intentamos visitar algún museo, sin éxito, éstos fueron el Albertinum y la Grünes Gewölbe, después rodeamos la Escuela Superior de Bellas Artes, cuya cúpula, cariñosamente llaman «El Exprimidor»:

Escuela Superior de Bellas Artes

Por último, antes de cruzar de nuevo el Elba contemplamos la nueva Sinagoga, que se erige donde estuviera la que destruyeron durante la «noche de los cristales rotos«.

Sinagoga

Tras el intento fallido de entrar en un par de museos, nos tomamos, un iced-café al estilo alemán en el barrio y volvimos a casa para encontrarnos con Katherina y salir a cenar. Habíamos pensado hacer barbacoa esa noche, pero hacía fresquito, y tras chequear Martin en su iPhone que al día siguiente haría más calorcito, emprendimos la marcha en busca de un restaurante italiano con terracita.

Quizás ha llegado el momento de describir el barrio en el que viven nuestros amigos : tiene de todo. La media de edad del barrio es de 35 años, hay un gran parque (el único en todo Dresden en el que está permitido hacer barbacoas), tiene supermercados; también curiosos pasajes entre los edificios, donde los artistas han aprovechado para dar rienda suelta a su imaginación y convertirlos en en auténticas galerías de arte en la calle; hay todo tipo de bares, restaurantes, cafés… vamos, que esta gente no sale de ahí y no me extraña! porque en realidad poca falta es hace (salvo para trabajar/estudiar ~ 20 minutos en bici… quién pudiera!!)

(El barrio es el Neustadt, se me olvidó mencionarlo y me lo ha recordado, Ángel por otro lado, ¡gracias!)

Imágenes del Barrio

En fin, volviendo a la noche del viernes. Estaba todo súper lleno, así que acabamos en otro restaurante, uno de comida alemana.

Y aquí acaban las incompletas notas de viaje, quedará un día y medio por contar, será objeto del próximo relato 🙂

Este día acabó tomando después de cenar un White-Russian en honor a Jeffrey Lebowsky en su bar, el Lebowsky-Bar  😉

Por cierto, ojito a cómo quedó Dresde tras los bombardeos al final de la IIGM: